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ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA
CENTENARIA Y
CON PRESTIGIO
INTERNACIONAL
Es una de las instituciones más antiguas de nuestro país. Creada por el entonces ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia mediante un decreto de abril de 1822 como entidad autónoma sin fines de lucro, su sede actual fue inaugurada el 16 de abril de 1942. Su historia se inicia a la par de la enseñanza universitaria de la medicina en el país, de la cual fue institución rectora durante varios decenios.
La Historia de la Academia está íntimamente ligada a la historia patria”, dice el prestigioso académico Marcial I. Quiroga (1899-1993) en el prefacio de su libro sobre la institución. “Presenta períodos de febril actividad en su marcada gravitación en el proceso cientí co nacional con intervalos de receso impuestos por las vicisitudes políticas; incomprensión de los gobernantes, atentados contra la cultura, etc., que no hicieron sino robustecer cada vez más sus hondas raíces para su ulterior florecimiento”.
Figuras prominentes de la medicina y las ciencias naturales han ocupado y ocupan sitiales como miembros de número. Entre ellos, destacamos a nuestros premios nobeles: el doctor Bernardo A. Houssay, quien ingresó en 1927, y el doctor Luis Federico Leloir, quien hizo lo propio en 1959. Asimismo, en 1984 fue designado miembro honorario nacional el doctor César Milstein. Hoy la presidencia la ejerce el académico doctor Manuel L. Martí. Si alguien observa detenidamente la fachada del edi cio de la centenaria Academia Nacional de Medicina (ANM), ubicado en la avenida Las Heras 3092 de la Capital Federal, puede notar una serie de detalles muy interesantes: en la parte central, se advierte el escudo nacional, y en su lado derecho, la representación de la ciencia médica sentada y desnuda, con la serpiente venenosa en su mano, de donde extraerá el veneno para crear el suero. Al otro lado del escudo, aparece la representación de la caridad rodeada por la vejez, soste- niendo y alentando al niño enfermo por males congénitos. Le siguen dos niños llenos de salud y, debajo de