Page 49 - Argentime 113
P. 49

LAS TRES EXPOSICIONES. Simultáneas, repletas de luces y movimiento (real o ilusorio), las muestras recorrieron 65 años de su deslumbrante obra, presentando provocaciones y combinaciones ópticas; asimismo, en las tres hubo espacios dedicados a proyecciones de documentales sobre la trayectoria y obra del artista. Tal como pudo verse en esta complementarias exhibiciones, el trabajo de Le Parc comienza a partir de la experi- mentación, que resulta en trabajos que crean la ilusión de movimiento con efectos ópticos -repitiendo en serie el mismo motivo plástico, variando fondo, tamaño, forma- y aquellos que incorporan el movi- miento, con mecanismos motores o manuales como los móviles y objetos escultóricos lumínicos. En las más de 100 obras presentadas en Julio Le Parc. Transición Buenos Aires-París 1954/1959, en el Pabellón de exposiciones temporarias del Museo Nacional de Bellas Artes, se vio a un Le Parc joven. Fue posible percibir cómo, tras iniciarse en la figuración, asomaron sus investigaciones hacia la abstracción. Además de las primeras experiencias con la visión -creando la ilusión de movimiento con relaciones entre geometrías y colores-, como acuarelas, monocopias, dibujos, cajas de luz, se exhibieron algunos tempranos retratos figurativos y desnudos académicos nunca vistos anteriormente. En tanto, Julio Le Parc. Un visionario se desplegó en varios espacios del CCK a lo largo de más de 3.000 m2, con 160 obras históricas y recientes. Desde el hall de entrada -dominado por Esfera azul, imponen- te móvil donado por el artista y compuesto de 3.500 placas de acrílicos azules translúcidos y 4 m. de diámetro-, los visitantes intuían que ingresaban a una fiesta de luminosos resplandores; Le Parc no los decepcionó y aceptaron felices su propuesta artística. Además, dedicaron una sala a su obra más políti- ca –pinturas colectivas denunciando a las dictaduras latinoamericanas– y otra a una propuesta lúdica, que invitaba a tocar y armar las obras y a pensar en la participación del observador en la sociedad. Por su parte, el foco de la muestra del Centro de Experimentación del Teatro Colón fue Mobile Rombo Colon: instalación con un inmenso móvil (11,5 m. de lado y 4.40 m. de alto) fluorescente, con luz negra y rodeado por 28 espejos. Allí, la musicalidad de su arte se reveló sin mediaciones. Este monumental trabajo fue “una sinfonía completa” de luz en movimiento, tal como lo expresó Le Parc, quien trabajó en el Colón como portero siendo un joven “descarriado”. Las espléndidas exhibiciones transmitieron optimismo y congregaron a multitudes, que se sintieron interpelados a interactuar con sus esculturas lumínicas, instalaciones móviles, obras lúdicas, partici- pando activamente con sus desplazamientos y puntos de vista. No es posible saber cuántos vieron todas las manifestaciones artísticas, incluyendo la del Obelisco, por ejemplo. Pero el Museo Nacional de Bellas Artes confirmó que Julio Le Parc. Transición Buenos Aires-París (1955-1959) fue visitada por más de 80.000 personas y el CCK informó que más de 450.000 mil personas concurrieron a ver Julio Le Parc. Un visionario. Le Parc verificó una vez más que, tal como se lo propuso casi al comienzo de su trayectoria -con sus trabajos de acento óptico y cinético-, el público multiplicado por luces y láminas reflectantes fue protagonista y vivió una experiencia transformadora. 


































































































   47   48   49   50   51