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1917. La propia historia de Villa La Angostura está rmemente enlazada con el hoy Correntoso Lake & River Hotel que, como un privilegiado de la naturaleza, se halla en uno de los paisajes más hermosos de la Patagonia argentina. Por aquellos años, el mundo se sacudía con la Primera Guerra Mundial, pero Primo Capraro, pionero italiano, ya estaba instalado en Bariloche, lejos de su Italia natal. A instancias de un amigo, conoció la zona del río Co- rrentoso y, sorprendido por la belleza del paraje, decidió instalarse allí junto a Rosa Maier, su esposa alemana. Posteriormente, inauguró la pensión Doña Rosa, con tres habitaciones y un baño, y construyó un muelle al que llamó Puerto Correntoso. Al poco tiempo, comenzó a recibir las primeras visitas que llegaban desde Ba- riloche navegando por el lago Nahuel Huapi, lo cual era una verdadera aventura para aquella época.
El constante arribo de pescadores deportivos y de algunos turistas hizo que el empresario italiano contara ya en 1922 con un hospedaje construido en madera, con veinte habitaciones, un comedor y un piano de cola para quien quisiera inspirarse. El alojamiento fue bautizado con el nombre de Hotel Correntoso. Por enton- ces, recibía la visita de quienes hace cien años viajaban para cruzar a Chile.
EL COSTO DE LA AVENTURA
1924. La prosperidad del país en aquel entonces facilitó la venida del primer contingente de turistas que, na- turalmente, eran de buena posición social. Es que para llegar al hotel desde Buenos Aires había que realizar nada menos que siete trasbordos, entre el ferrocarril y el barco que se acercaba hasta el muelle, donde un automóvil hacía los traslados hasta el hospedaje.
Capraro no ahorraba en inversiones para mejorar el hotel, famoso por la calidad de su gastronomía, que incluía platos donde reinaban las truchas arcoíris, el salmón encerrado, la trucha marrón y el pejerrey pata- gónico. Ciertamente, no faltaban las carnes rojas de óptima calidad. En su momento pico, el hotel ofrecía