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  LA INCREÍBLE HISTORIA DE PIAZZOLLA CON GARDEL > Astor Piazzolla fue uno de los compositores más importantes del siglo XX, con más de 500 composiciones, luego interpretadas por artistas de todo el mundo. Conoció a Carlos Gardel cuando le llevó una artesanía que su padre quiso obsequiarle. Gardel como no sabía nada de inglés le ofreció la changa de que lo acompañara a hacer compras en Nueva York. Tanta fue la simpatía que los unió, que el Zorzal fue más de una vez a comer a la casa de los Piazzolla. Y como si fuera poco, lo invitó a participar de la película Libertango, para interpretar el papel de un canillita. Gardel le dejó una sentencia: “Pibe, vas a ser un grande, te lo digo yo”. Astor se salvó de morir en el accidente de aviación de Medellín en el que fallecería Gardel gracias a que su padre se opuso a que, con tan solo 13 años, viajara a Argentina, a pesar de la insistencia del Zorzal.  En 1946 crea su propia orquesta compitiendo con maestros de la talla de Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese y Francini-Pontier, entre otras. Mientras tanto, Astor graba entre los años 1950 y 1951 cuatro obras de su autoría, pero ¡oh, curiosidad! Piazzolla duda si se dedicaría definitivamente al piano o continuaría con el bandoneón. Por entonces hacía prácticas con la música clásica como compositor. En 1954, el Conservatorio de París le regala una beca de estudio, pero su amiga musicóloga Nadia Boulanger lo persuade para que desarrolle su arte en el tango y con el bandoneón. Un año después graba con las cuerdas de la Orquesta de la Ópera de París, catorce temas de su autoría, con tangos como Adiós, Nonino (una forma de despedirse de su padre, fallecido poco tiempo antes), Chau París, Marrón y Azul, entre otros. Nuevamente en Argentina, crea el Octeto Buenos Aires, una orquesta con- siderada por el público como lo máximo de su carrera. Ahora sí, toca el cie- lo con las manos, reinterpretando grandes tangos tradicionales como Los Mareados. Luego crea el Quinteto Nuevo Tango (bandoneón, piano, guitarra eléctrica, violín y contrabajo), conquistando el fervor de la juventud univer- sitaria del país y de otras franjas sociales. Fueron años maravillosos, en los que creó música para cuarenta películas, pero tuvo un desliz muy criticado: compuso y grabó en los años de la bestial dictadura varias piezas para el Campeonato Mundial de Fútbol. La muerte lo alcanzó el cuatro de julio de 1992 a los 71 años, luego de pade- cer por más de un año trombosis cerebral. 


































































































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