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Los requisitos –o leyes, mejor dicho– para la preparación son los siguientes: 1. la pizza napolitana es redonda, con un diámetro máximo de 35 cm, y no más gruesa que 33 mm en el centro. 2. presenta un borde elevado (el famoso cornicione), hinchado y libre de quemaduras, de 1-2 cm. 3. la pizza napolitana debe ser suave y fragante. En cuanto a los ingredientes, los tomates deben ser de la variedad de San Manzano, que crece en el suelo fértil de la base del Monte Vesubio; debe ser pelado y machacado a mano, sin verse demasiado denso. En el caso del tomate fresco, hay que picarlo en rodajas. La mozzarella debe ser de búfala –pi- cada en rodajas– o fior di latte –picada en tiras–, y esparcirse uniformemente sobre la pizza. El queso rallado –si se utiliza– debe extenderse sobre la pizza con un movimiento circular y uniforme de la mano. Las hojas frescas de albahaca se ponen sobre los condimentos, y el aceite de oliva virgen extra se vier- te con un movimiento en espiral. Todos estos ingredientes deben ser, preferentemente, de la región de Campania, Nápoles. Y un tema no menor: el horno. La cocción debe realizarse exclusivamente en horno de leña, que haya alcanzado una temperatura de entre 430° C y 480°C. Una vez lograda esta temperatura, se inserta la pizza durante 60-90 segundos, la cual deberá cocinarse uniformemente en toda la circunferencia. Fue gracias a la inmigración italiana a distintos países, producto de ambas guerras mundiales, que la pizza se esparció por todo el planeta. Y así, fue mutando según el gusto de cada sociedad, en formas, preparación, ingredientes y modo de cocción.