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Recalificando los residuos
Durante años, el proceso de obtención de condroitín sulfato, en el que se parte de materia prima de origen animal, generaba un subproducto compuesto por proteínas y sales minerales, el cual se procesaba como residuo industrial. Dicho residuo industrial era tratado mediante landfarming (una tecnología de biorremediación por la cual los residuos se mezclan con la capa superficial del suelo para generar la descomposición del sustrato a tratar mediante procesos biológicos naturales).
El análisis y caracterización de ese “residuo” nos condujo en los últimos años a través de un camino mediante el cual se desarrollaron los procesos necesarios para recalificar ese material como un subproducto que sirva como materia prima para otro proceso y detectar las necesidades del mercado para el uso y aplicación de tal producto.
Innovación en la valorización de subproductos
“Una vez desarrollado el proceso de purificación y detectadas las necesidades del mercado, inmediatamente procedimos a evaluarlo en escala piloto y de ahí saltamos rápidamente a la escala industrial. Nuestro objetivo principal era la valorización de este subproducto para mejorar la competitividad de todo el proceso productivo de manera global”, nos cuenta el Ing. Mariano Calabresi, Jefe de Desarrollo de la planta.
Este cambio no solo se vio plasmado en el hecho de obtener un producto comercial a partir de un subproducto del proceso central de la planta farmoquímica, sino que la verdadera innovación consistió en que ese desarrollo minimizará el impacto ambiental, la huella ambiental de la empresa. El aprovechamiento de los recursos naturales es de vital importancia para el Grupo.
Plan de mejoras
Teniendo como meta el aprovechamiento del 100% de la materia prima procesada, se estableció un plan de mejoras del proceso: el mismo se trasladó a un sector con equipamiento de mayor volumen, ampliando al mismo tiempo la capacidad de nanofiltración (técnica de purificación utilizada en la obtención del producto) y un sistema de concentración más eficiente. Estas mejoras permiten hoy día la producción de más de 300 toneladas al año de activador de crecimiento, el cual se exporta en un 95 % para su aplicación principal en explotaciones frutihortícolas.
Este nuevo desafío parte de una visión 3D: mejorar la sustentabilidad de la planta haciendo foco en la reconversión de materia prima en nuevos productos antes inexplorados, minimizar la generación de residuos y por consiguiente el impacto ambiental, valorizar los subproductos y la consiguiente generación de fuentes de trabajo. En síntesis, una visión industrial cada vez más verde.
Dario A. Donato Gerente de Producción Rovafarm S.A.
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