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L a asombrosa exhibición Tomás Saraceno: Cómo atrapar el universo en una telaraña despliega la curiosidad del artista por la aracnología y la astro- física, armonizada con el sonido y las artes visuales. La obra de Tomás
Saraceno (Tucumán, 1973) esceni ca en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires la posibilidad de la colaboración creativa entre el arte y la ciencia, que comparten el entusiasmo por los procesos, la pasión por la investigación y la búsqueda del conocimiento. Se nutre tanto de una seria organización como de extrema persistencia, combinadas con el azar y el riesgo, siempre presentes en los descubrimientos y en las seductoras instalaciones del artista.
La exposición, desarrollada en dos grandes espacios, indaga y profundiza a nida- des entre el origen del universo y la telaraña, la interconexión y la interdependencia. En el segundo piso del museo, en un espacio en penumbras, se observa la telaraña más grande construida y exhibida hasta el momento: Instrumento Musical Cuasi- Social IC 342 construido por 7000 Parawixia bistriata – seis meses. Allí resplande- cen las sedosas hebras, los racimos de telarañas, como conjuntos de galaxias, se- mejando nubes de materia cósmica difusa. Por certera iluminación, los lamentos vuelven perceptible el aire, aparecen como dibujos interconectados y trazados por millones de hilos producidos en el lugar por 7000 arañas de la especie Parawixia bistriata. Provenientes de Santiago del Estero y también de la provincia de Buenos Aires, estas arañas “se caracterizan por construir las telas de mayor longitud en comparación con otras –hasta 15 metros de largo– e integran una de las apro- ximadamente 23 clases que muestran un comportamiento social y cooperativo, dentro de las más de 40 000 especies de arañas conocidas en el mundo”.
En la Bienal de Venecia 2009, se vio un antecedente inmediato de su “red cósmi- ca”. Saraceno presentó una galaxia transitable, trazada en el espacio con sogas negras tensadas: Galaxias formadas por lamentos como gotas de agua en una te- laraña. Se trataba de una investigación nacida de su mirada hacia la naturaleza, que terminó involucrando a un desusado aparataje y a un grupo de especialistas (biólogos, astrofísicos y expertos en varios campos). Puso a trabajar arañas en una maqueta del ámbito en el que iba a ser desplegada la telaraña y capturó la imagen en 3D del trajín de los bichos y detalles de sus dibujos. El laberinto de lamentos trazó cierta geometría del universo y atrapó la atención de todos. En el segundo subsuelo, un haz de luz corta la oscuridad de la sala y vuelve vi- sible el polvo cósmico, registrado en vivo en un video: es la sorprendente insta- lación The Cosmic Dust Spider Web Orchestra. “Sobrevolando un conjunto de al- tavoces, las partículas ampli cadas bailan proyectadas sobre una pantalla en el