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  La Vista (1997)
La Sala (Vigilancia II) (2006)
blecido. Entre lo lúdico y lo reflexivo, Erlich aborda temas como realidad y apariencia, lo absurdo y lo quimérico, inaugurando espacios de incertidumbre. Así, sus piezas a algunos se les presenta en forma juego, rompecabezas mentales para armar, y a otros como interrogación, preocupación sobre las convenciones.
A esta altura de su trayectoria, la fama lo precede a todos lados. No menos porque su trabajo se presentó en grandes museos del mundo, en múltiples bienales y porque muchas de sus sorpren- dentes instalaciones se sitúan en espacios públicos y cobran gran visibilidad, en París y en Miami, en Venecia y en Seúl, y más. Por caso, al eliminar la punta del Obelisco y trasladarla a la explanada de Malba, en 2015, su figura y su trabajo se popularizaron. Era domingo y estaba medio nublado cuando miles de personas que pasaban por Avenida 9 de Julio se inquietaron porque al Obelisco le faltaba su ápice. La turbación que causó esta intervención se transmitió por los medios de comu- nicación; millones de personas vieron su obra La democracia del símbolo. Pronto quedó todo acla- rado. Se supo que Erlich había intervenido el monumento porteño e instalado videos adentro de la estructura -similar a la punta con sus ventanitas- que estaba en Malba. Esas imágenes dirigían la mirada del visitante sobre lo que se puede de ver desde la punta del Obelisco en dirección a la Ave- nida Corrientes, la Diagonal o la misma 9 de Julio de cara al este y el oeste, al sur y al norte.
  






























































































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