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1 secretaria en Bahía Blanca. vendedor línea Nutracéutica.
gerente con asiento en Azul, centro de la Pcia. de Bs As..
El visitador médico más austral del mundo
Gonzalo Nalda
APM radicado en Río Grande
¿Qué les puedo contar? La vida por estas la- titudes puede ser muy dura en algunas épo- cas. En primer lugar, el clima, como factor fundamental para llegar a los lugares de tra- bajo. Amanece todo congelado, se prende el auto 30 minutos antes de salir para volverlo a la vida y que el viaje sea un poco más nor- mal; luego, a transitar con ruedas especiales para tratar de no tener un siniestro; después toca caminar y acceder a las instituciones, sin resbalarnos por el hielo y que no se nos caiga
todo lo que llevamos. También están las épocas en las que los vientos son muy fuertes, donde se suspenden las actividades o incluso cortan el servicio de cruce por el Estrecho de Magallanes, haciendo que se suspendan giras y se retrase toda la promoción. Cuando eso ocurre, existe la alternativa de cruzar por Chile para poder seguir trabajando en otra provincia de mi país (loco, pero real), lo que implica una pérdida de tiempo importantísima por los trámites de frontera que se realizan en cuatro puestos diferentes.
Caminos desolados, sin comunicación y con la posibilidad latente de sufrir un siniestro. Es ese mismo camino, en el que en verano se eleva exponencialmente la cantidad de tránsito, volviéndose más peligroso, más tedioso, con horas y horas perdidas para poder traspasar el mis- mo cruce y los mismos puestos fronterizos con colas interminables. Pero no todo es travesía dramática. También debo admitir que la mo- neda tiene dos caras, y así como existen épocas agrestes, en los mo- mentos que el clima acompaña, los paisajes de la gira a Ushuaia son bellísimos. Los montes reflejados en los lagos mansos como espejos son una terapia contínua que me acompañan y deslumbran en cada oportunidad. El cruce por el Estrecho acompañado por toninas nadan- do a un lado del ferry es algo único. Las instituciones médicas y poli- consultorios frente al mar o perdidos en algún bosque urbano le dan el toque necesario para poder desarrollar nuestra actividad de una manera única. Por último, lo más importante, la recepción familiar y el trato ameno del cuerpo médico, que sabe de todo esto, porque lo vive día a día conmigo y reconoce el esfuerzo como propio.
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