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Como en todo show de elegancia, en Autoclásica hay premios. Durante los días de la muestra, un riguroso jurado evalúa las motos y los automóviles exhibidos para premiar al mejor de cada una de las categorías FIVA y consagrar, nalmente, al esperado Best of Show 2017. Autos, motos y vehículos especiales de más de treinta años de antigüedad –que se encuentren en perfecto funcionamiento, ya sea en estado original o restaurado, conservando las técnicas y los materiales que existían en su año de fabricación– compiten por el codiciado galardón. Además, se entrega el premio especial Germán Sopeña al mejor vehículo deportivo contemporáneo, elegido por los periodistas acreditados que visiten la muestra; y el premio Gustavo Fosco al diseño, el cual es votado por un grupo de prestigiosos diseñadores.
Es sabido que el público “ errero” es particular, ya sea el que va a ver las carreras al autódromo o el que con- curre a este tipo de muestras, más estáticas, si se quiere. Obsesivos, pasionales y memoriosos, así son los “tuercas”: muestran un sentimiento hacia una máquina que resulta incomprensible para quienes están lejos de este ambiente. “El interés y el afecto que despiertan en la gente es asombroso. Muchos viajan desde el inte- rior o vienen del extranjero exclusivamente para visitar Autoclásica. Creo que la muestra tiene un nivel que no es fácil de encontrar en otros lugares, y la gente lo aprecia. Cada uno tiene su razón para ir: está el que sabe que va a encontrar un auto que ya vio el año pasado y lo quiere volver a ver, y está también el que recién llega, que no conoce y se deslumbra. Vemos que cada vez hay más interés en estar y que en cada oportunidad hay más consultas de países limítrofes. Eso nos dice que la atracción se mantiene y que tenemos la responsabilidad de hacerla interesante y novedosa cada año”, argumenta Viacava.
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